Playa Junquillal es un tesoro costarricense que cautiva con su belleza natural y autenticidad. Situada en la costa del Pacífico, esta playa se encuentra en la península de Nicoya, una región reconocida por su rica biodiversidad y sus impresionantes paisajes.
La playa en sí es extensa, con arenas doradas que se extienden a lo largo de la costa, creando un telón de fondo impresionante para puestas de sol inolvidables. Las olas aquí son conocidas por atraer a surfistas en busca de un desafío, pero también ofrecen un entorno perfecto para nadadores y amantes de la playa que buscan disfrutar de las aguas cálidas del Pacífico.

Esta propiedad se encuentra en playa Junquillal, y la carretera está pavimentada hasta ella. Mide 13647 m2. Es realmente preciosa, con una topografía como escalonada sin ser muy quebrada, y entonces se puede pensar en desarrollar diferentes alturas en el terreno sin que entre unas y otras se tapen la vista al mar, que es espectacular



Lo que hace única a Playa Junquillal es su atmósfera tranquila y su aprecio por la conservación. A diferencia de algunas playas más concurridas, Junquillal ofrece una experiencia más relajada y aislada, ideal para aquellos que buscan escapar del bullicio y conectarse con la naturaleza en su forma más pura.



La vegetación circundante es exuberante y diversa, albergando una variedad de flora y fauna. La proximidad a áreas de conservación como la Reserva Natural Cabo Blanco contribuye a la preservación del entorno local y garantiza la presencia de una amplia gama de especies autóctonas.

Además de su atractivo natural, Playa Junquillal ofrece oportunidades para la observación de aves, caminatas en la naturaleza y experiencias auténticas de la cultura costarricense. La comunidad local refleja la hospitalidad tica, y los visitantes pueden explorar la gastronomía local en pequeños restaurantes familiares.

En resumen, Playa Junquillal es más que una simple playa; es un refugio para aquellos que buscan una experiencia costarricense auténtica, donde la naturaleza, la tranquilidad y la cultura convergen para crear recuerdos inolvidables